Boccherini, 200 años
Nosotros (la Orquesta de Pulso y Púa de Tudela de Duero) no incluimos ninguna pieza suya en nuestro repertorio, pero su música es muy habitual (sobre todo Minuetto) en las formaciones de plectro. Podemos encontrarlas, por ejemplo, en la Orquesta Palentina de Laúdes y Guitarras, la Orquesta de Laúdes Conde Ansúrez, la Agrupación Musical Albéniz de Torreperogil, la Orquesta Sotomayor.
Hoy, 28 de mayo, se cumplen 200 años de la muerte de Luigi Boccherini y varios periódicos se fijan en la fecha para escribir sobre este compositor, famosos, sobre todo por Música notturna di Madrid, cuya partitura cierra la película Master & Commander o sirve como apertura para la Tertulia de Sabios del programa La Ventana, en La Cadena SER.
Luigi Boccherini, un italiano en Madrid
ABCD las artes y las letras, 28 de mayo de 2005
Francia, animó a ambos a viajar a Madrid, hecho que resultaría de decisiva importancia en la carrera y en la peripecia vital de Luigi Boccherini. Aquí llegó en 1768. Reinaba Carlos III, el mediocre Brunetti hacía música para el Príncipe de Asturias -el futuro Carlos IV-, y el Padre Soler componía excelente música para tecla en el monasterio de El Escorial. Para el bueno de Boccherini, tocar muy bien y componer música de gran altura no fueron méritos suficientes para ser contratado por la Capilla Real, pero, por fin, en 1770, sería «fichado» como músico al servicio del Infante Don Luis, hermano de Carlos III. A partir de este momento, Boccherini trabajó en Boadilla del Monte, en el palacio neoclásico de Ventura Rodríguez en el que, en estos días, vuelve a sonar su deliciosa música. En 1776, a consecuencia del matrimonio morganático de Don Luis, éste fue conminado a residir «fuera de la corte y sitios reales», lo que llevó a Boccherini, en seguimiento de su jefe, a un incierto periodo de «destierro» que acabó con la instalación en Arenas de San Pedro, donde residiría Boccherini en otro palacio que Ventura Rodríguez remató en 1779 y donde compondría, por ejemplo, la célebre Musica notturna di Madrid.
Alejado de la corte, por correspondencia estuvo relacionado con el editor vienés Artaria e intercambió muestras de admiración y afecto con el gran Haydn. En Arenas pintó Goya su magnífico lienzo La familia del Infante Don Luis, donde se reconoce a Boccherini con elegante porte. 1785 fue un año malísimo para nuestro músico: murieron su esposa y el Infante Don Luis. Boccherini, viudo y con cinco hijos, volvió a Madrid y logró ser contratado por la condesa-duquesa de Benavente Osuna. En 1787 se volvió a casar. En esta etapa compuso obras tan notables como la zarzuela La Clementina, con libro de Ramón de la Cruz. Por otra parte, Boccherini trabajó a distancia para el Rey Federico Guillermo de Prusia, a la vez que componía para el marqués de Benavente, guitarrista aficionado, sus deliciosos Quintetos con guitarra, uno de los cuales concluye con el célebre Fandango. En 1800, Boccherini, siempre en busca de empleo estable, se acercó, sin éxito, al embajador francés Luciano Bonaparte. El último tramo vital de Boccherini estuvo marcado por desgracias familiares: entre 1796 y 1804 vio morir a su segunda esposa y a sus cuatro hijas: sólo los dos hijos varones le sobrevivieron. Y el 28 de mayo de 1805, en su casa de la calle de Jesús y María, falleció el compositor y violonchelista, hijo adoptivo de este Madrid que le recuerda dos siglos después.
La expresividad mesurada. Las características de la música de Boccherini son las propias del Clasicismo: seguimiento fiel de unos moldes formales, los mismos que, simultáneamente, emplearon Haydn y Mozart; búsqueda de la belleza a través del equilibrio; expresividad con latido humanista, pero siempre mesurada, nunca «desmelenada» como sería propio luego de los compositores románticos... Y, aquí y allá, luz mediterránea e incluso inefables toques de españolismo, a menudo circunscribibles al ámbito madrileño: el folclore y los sones callejeros; danzas salonescas y al aire libre; marquesones de palacio y majos en la pradera... La música de Boccherini es la que suena de fondo en la pintura del Goya castizo: el de tantos retratos, el de tantas escenas populistas. Boccherini es el músico goyesco. Y si su genio no voló a la altura de la de los vieneses Haydn y Mozart, sus inalcanzables coetáneos, ¿qué otros compositores europeos se les acercaron más que Boccherini? Ninguno.
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